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2 meses, un millón de desempleados, 133.000 empresas extinguidas: COVID19

Las cifras de impacto a día 3 de junio. Las cifras que sirven de punto de partida para la reconstrucción económica ...


Esta situación, dramática como pocas para millones de personas y negocios, hace revivir en mí un importante hecho pasado ... y es que, hace casi cuatro años, turbulencias en la Administración Local (mayoritariamente impagos y abusos) afectaron a mi trayectoria directiva y empresarial y me condujeron a una situación concursal en una de las más de diez empresas que en el transcurso de nueve años fundé como emprendedor entre 2007 y 2015 o participé en fundar como socio en ese período. Tras haber emprendido y tenido éxito en plena crisis y recesión, llegaba un importante golpe que haría girar todo en mi vida.


De ahí que, desde aquellos momentos y hasta hoy, cuando ahora hablo de pérdida empresarial o fracaso me considere, con toda la humildad personal y toda la cautela de quien ha errado, legitimado para hacer una reflexión que, sin duda y en mi caso, ha estado madurada durante estos cuatro años y me ha obligado a no pocos esfuerzos y a un grandísimo sufrimiento personal previos a la "reconstrucción personal y profesional". Este aprendizaje vital (que así es como creo hay que considerarlo) lo sintetizo en los siguientes 5 puntos que podrían ayudar a muchos emprendedores y negocios ... porque desde entonces a mí me ayudan cada día:


  1. El fracaso empresarial o de un negocio es inherente a la realidad del emprendimiento o de casi cualquier inversión: pretender aferrarse única y exclusivamente al éxito es irreal; nunca hay que olvidar que la posibilidad y la responsabilidad del fracaso empresarial está ahí siempre. Toda empresa o negocio de éxito está plagada de pequeños o grandes fracasos, y todo emprendedor vocacional sabe que el éxito es escaso y a veces efímero. Hoy puedes ser la sensación bursátil o de tu ciudad ... y mañana estar en la ruina.

  2. Construye tu proyecto, tu empresa o tu negocio siempre poniéndote en lo peor: de lo contrario, si llega el momento tan temido ... podrías no estar preparado para hacer frente a aquello que podría llevarse por delante tu proyecto.

  3. Tu patrimonio personal es tuyo: arriesgarlo todo para lanzar o consolidar una empresa puede conllevar más adelante perderlo TODO. Así de sencillo. Créeme, sé de lo que hablo. Pide ayuda para hacer las cosas bien desde antes de iniciar tu proyecto.

  4. Aún después de perderlo TODO, y aunque no lo puedas ni imaginar, tras fracasar con un negocio o cerrar una empresa siempre habrá nuevas oportunidades que harán que -si continúas adelante- dejes atrás algo que no tiene por qué ser el final ... o no tenga por qué definir tu futuro. Tu futuro lo defines tú, y tu capacidad personal de emprendimiento o de reinvención profesional pueden ser tu mayor activo. No lo olvides.

  5. La legislación en este país no es benévola con los emprendedores fallidos, incluso en el caso de que no haya culpa o responsabilidad, ni con quien fracasa al frente de un negocio: nadie va a analizar tus éxitos pasados o tu trayectoria; sólo tu último fracaso será aquello por lo que se te juzgue o se te valore ... así que acompáñate bien y asesórate bien siempre, pero aún más cuando surjan las dificultades. Y recuerda la cultura empresarial anglosajona: asesórate preferiblemente con quien haya pasado por problemas, fracasos, ruina y éxito, porque ya sabes ...

"Ningún mar en calma hizo experto a un marinero" Franklin D. Roosvelt


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